11 DING DONG (El payaso)
El anciano Ding Dong se reía absolutamente de todo, y cuando digo todo me refiero a que el simple vuelo de una mosca lo mataba de risa. Y de hecho es así como él decía que iba a acabar: muerto de risa. Pero como Ding Dong no hablaba dos palabras seguidas en serio, nadie le hizo nunca mucho caso.
Y pasó lo que tenía que pasar, un tragicómico día alguien mató a Ding Dong.
Fue sin querer queriendo… No podía ser de otra forma.
La muerte apareció con un chiste, uno de esos que cuesta entender a la primera. El payaso no rió. Falleció así, con cara de “no lo pillo”.
Quién se lo iba a decir, al final, al contrario de cómo él siempre decía, expiró con cierto aire preocupado.
Lo enterraron un día soleado en un árbol muy cercano a un cementerio municipal de un pequeño pueblo muy cerca de una gran ciudad.
Morirse fue lo único serio que hizo el payaso Ding Dong, y ni aún con ésas, porque parece ser, y lo dicen más de dos, que si pones la oreja cerca del tronco del árbol puedes oír cómo se desternilla de risa.
El anciano Ding Dong se reía absolutamente de todo, y cuando digo todo me refiero a que el simple vuelo de una mosca lo mataba de risa. Y de hecho es así como él decía que iba a acabar: muerto de risa. Pero como Ding Dong no hablaba dos palabras seguidas en serio, nadie le hizo nunca mucho caso.
Y pasó lo que tenía que pasar, un tragicómico día alguien mató a Ding Dong.
Fue sin querer queriendo… No podía ser de otra forma.
La muerte apareció con un chiste, uno de esos que cuesta entender a la primera. El payaso no rió. Falleció así, con cara de “no lo pillo”.
Quién se lo iba a decir, al final, al contrario de cómo él siempre decía, expiró con cierto aire preocupado.
Lo enterraron un día soleado en un árbol muy cercano a un cementerio municipal de un pequeño pueblo muy cerca de una gran ciudad.
Morirse fue lo único serio que hizo el payaso Ding Dong, y ni aún con ésas, porque parece ser, y lo dicen más de dos, que si pones la oreja cerca del tronco del árbol puedes oír cómo se desternilla de risa.
Al difunto Ding Dong le costó, pero al final pilló el chiste
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