jueves, 25 de febrero de 2010

DIARIO DE UN SEGOVIANO EN SÃO PAULO

21.- UN ENCARGO DE MI MADRINA MAKE

No soy amigo de escribir por encargo, pero mi madrina es mucha madrina... Espero que lo entienda.

Sensaciones, esa cosa tan dificil de ser expresadas de forma correcta.

Su corazón late desordenadamente. Sus manos, a veces, sudan. Aunque no lo parezca, en ocasiones sus nervios están a flor de piel por su latente incerteza: "voy o no voy...", "me pongo esto o aquello...", "llamo o no llamo...", "y si no se acuerdan de mi?", "y si me ignoran?"... Su corazón retumba dentro de su pecho, es ansiedad pura, sus pulsaciones están igual que si hubiera corrido tres maratones... Llega la hora de tomar una decisión... Voy a pedirle a mi ahijado un escrito sobre mi.

La petición. El encargo.

Se levanta una mañana de la cama y se encuentra decidida. El día hoy es importante. Tiene varios encargos que realizar y tiene sistematizado todo su horario, para evitar imprevistos de última hora que puedan turbar el equilibrio y entonces ocurra lo que nunca tiene que suceder: que los miedos se apoderen de ella. Escribe un correo electrónico y pide el encargo. "Qué bien escribes, me gustaría que hicieras algo sobre mi..."
Teclea la dirección y pasan los días, más de dos semanas... Ella espera... "Ves? No ha escrito nada... ya lo sabía yo."
De repente, recibe un correo con un link que le lleva a este texto... Y empieza a leer, a pesar del tiempo transcurrido, de las miles de ocasiones, nunca su ahijado había escrito una línea sobre ella. Letras que van, otras que vienen, preguntas indirectas, respuestas cuestionadas... ella se empieza a ver reflejada entre las frases del diario del segoviano.

La misión del encargo

Y es cuando al ahijado le toca decir: esto no tiene nada que ver contigo -bueno, un poco si- pero aún así tengo que decírtelo... Voy a respirar hondo y a coger el valor necesario para que mis palabras me salgan de las entrañas... Allá va: No sabes cuanto te quiero. No sabes cuanto te agradezco tus miradas complíces, tus salidas en las conversaciones, todos los momentos que he pasado contigo. TE QUIERO MUCHO!!!! Ya sabes que, por mi corazón a veces difuminado, mis actitudes no indicaban eso, mis ojos fallaban entre lágrimas, mi boca no hablaba, más bien rebuznaba y no conseguía decir en los instantes válidos todos los momentos maravillosos que tú me brindabas, una sola de esas palabras mágicas que tú expresabas. Yo entomces era un niño-hombre un poco confuso entre sustancias que me bloqueaban las sensaciones. Pensaba que ya tendría tiempo, auanque en realidad lo que no tenía era coraje. Menuda tontería.
Pero el tiempo y mi victoria ante la muerte me permiten ver ahora todo aquello con la cabeza erguida. Lo conseguí, madrina!!! Estoy en paz con mi conciencia y te puedo decir que, a pesar de no haberte dicho nunca que te amaba (un pequeño retraso de cuarenta y dos años)puedo decirte que sólo es un detalle... Tu ahijado ha vuelto a decir, tu ahijado ha vuelto a oir, tu ahijado ha vuelto a escuchar. Algo ha mudado, pero eso es irrelevante, el sentimiento siempre estuvo.
La madrina al leer esto se quedó un poco afectada, pero entendió que la retribución era, cuando menos, justa.

El resultado

Creo que cumplí con la misión que tenía pendiente conmigo y contigo. Ahora puedo volver a las tareas de mi hogar, mi nuevo hogar, ese que está después de muchas gotas de agua, de muchas olas que la vida me puso delante. Me vuelvo al salón de mi casa, delante del ordenador, como si nada hubiera pasado -porque realmente esto no ha pasado, tuvo que pasar hace mucho tiempo-.
No me ha sucedido nada. Las sillas siguen en su sitio, el jardín sigue verde y los procesos de mi vida (por fin) se están encauzando en la dirección correcta. Ya no hay lágrimas ni quejas, mucho menos lamentaciones. Hay orgullo... He vuelto a vencer una batalla. Soy un hombre de verdad que no esconde nada y que sabe que sintió, siente y sentirá. Crecí y maduré.

La madrina

Make mira el texto. Respira. Abre su mente y piensa que, efectivamemte, la libertad es azul. Azul como el cielo. Azul como el mar. Cada vez que mires hacía arriba, siente a tu ahijado... Cuando veas el mar, no veas en el un obstáculo entre tú y yo, simplemente consideralo un espacio de libertad y vida.

3 comentarios:

Luis de Juan dijo...

ole tus cojones primito...otra de estas a la "make" y la da un soponcio..un abrazo. El "Melli".

Unknown dijo...

Desde luego, eres un artista. Tendrías que presentarte a un concurso de poesía o narraciones cortas, no firmo porque la gente pensaría que las alabanzas son de tu madre, nada más lejos de parecerme a ese sum-sum.

Anónimo dijo...

Lo de Corarito es increíble y lo malo es que muchos de nosotros nos hemos dado cuenta algo tarde. Make ha sido para mí como el cielo protector
Besos para ti Daniela y Leo
Tu tío Joaquín
El Hombre del Sur