18.- PELEAS DE CHURRO
Yo, en aquella época no te conocía, entonces podía hacer lo que me salía de los cojones. Y no tenía que dar cuentas a nadie. ¿Yo te pido a ti cuentas de cuando no te conocía? ¡Lo que pasa es que la culpa la tengo yo por contarte nada!
El churro mojado tembló y, con tanta gestualidad, una parte de él se cayó al café.
Y salpicó al cabreado marido.
Y un ángel del cielo vino y le cambió el café por otro nuevo, que no sabemos de donde lo sacó.
Al volver al cielo, el ángel recibió una reprimenda del Altísimo: ¡Gael, te tengo dicho que no te pares en menudencias!
Yo, en aquella época no te conocía, entonces podía hacer lo que me salía de los cojones. Y no tenía que dar cuentas a nadie. ¿Yo te pido a ti cuentas de cuando no te conocía? ¡Lo que pasa es que la culpa la tengo yo por contarte nada!
El churro mojado tembló y, con tanta gestualidad, una parte de él se cayó al café.
Y salpicó al cabreado marido.
Y un ángel del cielo vino y le cambió el café por otro nuevo, que no sabemos de donde lo sacó.
Al volver al cielo, el ángel recibió una reprimenda del Altísimo: ¡Gael, te tengo dicho que no te pares en menudencias!
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