4.- DOS COCINAS
El hotel tenía dos cocineros: el del restaurante-asador y el de los flambeados de la terraza.
Un día, el representante de la SEAT en Aranda de Duero (un habitual) le dijo al cocinero del restaurante asador: “-Eres clavadito a tu colega el de la terraza.”
Ese mismo día, el informático de Montevideo (otro habitual) le dijo al cocinero de la terraza: “-Eres clavadito a tu colega el del asador.”
La curiosidad les picó tanto que dejaron su puesto de trabajo y corrieron a los ascensores. En el piso 8, a mitad de trayecto se cruzaron: uno en el ascensor izquierdo y otro en el derecho. Cuando llegaron, cada uno a la cocina del otro, los encargados de los dos restaurantes dijeron a la vez: “.¿Dónde estabas? Sabes que estamos a tope, coges y te vas…¡Venga, al lío!.” Y los dos hicieron el trabajo del otro y se sorprendieron de manejar perfectamente los flambeados el del asador y el asador el de los flambeados.
Desde entonces repetían la operación cada cierto tiempo y, estaban tan compenetrados que siempre se cruzaban en el piso 8.
El problema llegó cuando el cocinero de los flambeados se murió entre la planta tres y la dos en uno de esos intercambios. El de la SEAT lo vio cuando se abrieron las puertas del ascensor izquierdo en la planta baja. Ahora, el cocinero del asador está atrapado en el puesto de los flambeados-terraza. El hombre que han contratado para el asador no se parece a él ni por asomo.
El hotel tenía dos cocineros: el del restaurante-asador y el de los flambeados de la terraza.
Un día, el representante de la SEAT en Aranda de Duero (un habitual) le dijo al cocinero del restaurante asador: “-Eres clavadito a tu colega el de la terraza.”
Ese mismo día, el informático de Montevideo (otro habitual) le dijo al cocinero de la terraza: “-Eres clavadito a tu colega el del asador.”
La curiosidad les picó tanto que dejaron su puesto de trabajo y corrieron a los ascensores. En el piso 8, a mitad de trayecto se cruzaron: uno en el ascensor izquierdo y otro en el derecho. Cuando llegaron, cada uno a la cocina del otro, los encargados de los dos restaurantes dijeron a la vez: “.¿Dónde estabas? Sabes que estamos a tope, coges y te vas…¡Venga, al lío!.” Y los dos hicieron el trabajo del otro y se sorprendieron de manejar perfectamente los flambeados el del asador y el asador el de los flambeados.
Desde entonces repetían la operación cada cierto tiempo y, estaban tan compenetrados que siempre se cruzaban en el piso 8.
El problema llegó cuando el cocinero de los flambeados se murió entre la planta tres y la dos en uno de esos intercambios. El de la SEAT lo vio cuando se abrieron las puertas del ascensor izquierdo en la planta baja. Ahora, el cocinero del asador está atrapado en el puesto de los flambeados-terraza. El hombre que han contratado para el asador no se parece a él ni por asomo.
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