lunes, 13 de diciembre de 2010

RELATOS DE INSOMNIO Y ANSIEDAD

8.- EL IDIOTA QUE HABLABA CON SU ALMA (IDIOTA TAMBIÉN)

¿Como es que sentirnos vivos nos tarda un buen tiempo?
Preguntó al aire mientras observaba la arida tierra que recorria el bus provincial en el que viajaba.

Èl se quedo pensando en ella durante su partida y sin prestar mucha atención a lo que pasa a su alrededor; sonreía, cada vez que un pedazo de su mirada le volvía a la mente.

El tiempo transcurría mientas ella iba rumbo a su destino; quizás pensando en quien se inventaba letras para entretenarla, quizás solo alucinando con su incierto pero prometedor futuro.

Interrumpió ferozmente entonces...

¿No recuerdas cuan felices eran los tiempos de niños? - Susurró la conciencia al hombre que espera la voz de la damicela viajera.

¿No recuerdas cuando la viste sentada; con la mirada tímida, afuera de la cochera de su vecino? - volvio a preguntar mientras que él; como si fuera ayer recuerdo de pronto aquel dia y tambien la indiferencia casi infantil que posee todo niño.

Yo te cuento algo. - Le hablaba la conciencia a aquel tipo.
-¡No es casualidad el que recorran ese camino!
-¡Se que no! - respondió. Pero es que el tiempo pasa y se me escapa de forma rápida con la rapidez en la que se evapora el Nilo.
-¡A veces miramos de forma equivoca las cosas!- le replicó sonriente la honrorosa conciencia - Pues piensa en lo hermosa que es la vida y lo feliz que se siente quien sabe que quiere pero no lastima.

¿Recuerdas acaso haberle desmotrado lo que quizás algunos dias te hacía sentir?
..... Se quedó en silencio solo pensando en el cabello negro y lazio de la aventurera ardiente....

Pero nunca hubo chance - repondió el gritando.
¿Acaso; tú, conciencia... sabes más que yo?
¿Acaso sabes como abrir un candado cuando el primer responsable de su llave la perdió y no hay auxilio alguno?
¿Acaso a la distancia uno penetra más el corazon de un vagabundo?

La conciencia lo escuchaba hablar mientras caminaba en el cuarto piso de la cabeza del hombre con las manos atadas yendo de un lado a otro, pensando en el conflicto.

El no dejaba mostrar lo hermoso que sentía su corazón. Y contemplaba el cielo desde su azotea mientras sentía el viento fresco del atardecer recorrer su desnudo pecho.

¿Acaso ella confia y te siente familiar a su cuerpo? - Lanzó otro dardo envenenador aquella hechizera conciencia de maliciosos juegos.

-¡Como hacer tal cosa!- respondió- Si los sueños son sueños y la realidad en mi vida es esa, prefiero vivir los sueños que tengo que estar en su vida siendo ajeno a ella.

Ella aun viajaba, quizas comiendo uno que otro dulce, o quizas semi-dormida seducida por el atardecer o un arrullador asiento. Quizás observaría el paisaje de vez en cuando y pensará en el hombre, quizás desearia tenerlo sentado a unos cuantos asientos del suyo o quizás no.

Te has preguntado alguna vez... - chamuscó con sus palabras la loba conciencia - ¿Ques lo que desea una reina?

-¡Riqueza! - Respondió el idiota.

¡No!, no esa clase de reina. Te hablo de una reina natural, una mujer de verdad.

Se quedó estupefacto sin pensamiento alguno...
Se quedó absorto sin voz , sin palabras , sin encontrar una respuesta al tratar de buscar en lo profundo.

¿Qué sabe un tipo que nunca salto por miedos?
¿Qué sabe el pinguino de volar alto si lo que siempre queria estaba en el suelo?

¡Pero es que nunca tuve alas y ahora siento que las tengo! - Respondió aquel usurero del tiempo.

-Es eso porque justamente quieres llegar lejos; porque lo que deseas está en el cielo, porque la felicidad te hace volar, te hace inmenso. - Afirmó con tono dulce una conciencia sublime.

Volvió a su pensamiento el color oscuro de sus ojos y la tez bronceada de ese hermoso cuerpo.
Volvio a el los recuerdos gratos, su forma de ser y recordo los labios y las palabras que de ella salieron.

Ella aún viajaba y sonreía a solas leyendo un cuento, una obra espontánea de mal gusto que alguien inventó.

Yo soy desconfianza, temor y pasión - Exageró la conciencia.
Yo soy perdón, calor y romance - Volvió a fanfarronear.
Yo soy de todas las cosas la más bella - Que petulante ya era.
Yo soy Mentira pero también puedo ser verdad.

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