viernes, 1 de agosto de 2008

EL CIRCO DE LA VIDA

14 REGINA Y CAPIROTE

De la noche al día Capirote accedió por fin a salir de su cañón y con más ganas que nunca de volar. La compañía entera se extrañó de que hubiera salido sin que la “mujer de su vida” le encendiera la mecha, como él exigía, pero por si acaso nadie se atrevió a preguntar.

Se reanudó el número del hombre bala después del mes y pico que pasó allí metido. Aquella noche la expectación fue máxima, ya que habían colgado carteles por todo el pueblo anunciando dicho evento. Como siempre, fue Bambino quien se encargó de encender la mecha.

El hombre bala volvió a ganarse los aplausos de su público.

Todo volvía a ser como antes.

Lo que todos ignoraban era que para Capirote y Regina había empezado un idilio de amor que se limitaba a una única cita diaria de décimas de segundos, pero era tiempo suficiente para que cuando Capirote, durante la función, pasaba volando al lado de ella, se dieran un beso fugaz y Regina le colocara al vuelo una notita entre su mejilla y la correa del casco.

Durante el resto del tiempo alimentaban su deseo recordando aquel instante.

Estuvieron así largo tiempo. Casi dos años. Siempre sigilosos en su amor de cuentagotas…
Hasta que por fin Capirote, con paciencia y dedicación, aprendió a encender, sin ayuda de nadie, la mecha de su cañón

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