viernes, 3 de diciembre de 2010

RELATOS DE INSOMNIO Y ANSIEDAD

1.- PIDE UN DESEO...

Siempre he pensado que los sueños son recuerdos de nuestro pasado, recuerdos que nos hacen llorar, temblar y reír, recuerdos que deseamos borrar. Y lo creo por aquella noche, por aquel sueño…

Terminé otro cansado día en mi estudio de grabación, regrese a mi casa y caí rendido en mi cama.
Al despertar de nuevo, me vi a mi mismo con mi uniforme de secundaria, regresando a mi antiguo hogar. Al principio estaba sorprendido, pero después pensé “es otro sueño extraño" y seguí observando.
Llegue al parque, y una linda rubia de ropas grises se me acercó.
- ¿Tú eres Carlos?
- Si…este… ¿Tú eres…?
- ¡Daniela! Soy una amiga de la amiga que ayudaste hace unas semanas, ¡quiero devolverte el favor por ayudarla!
- ¡Ah ya! ¿La qué estaba en el patio con un gato? Pero si no es necesario, tan solo le hablé.
- ¡Sí! ¡Pero eso le dio ánimos para seguir adelante! Y por eso quiero devolverte el favor cumpliéndote un deseo.
- ¿Un deseo? ¿Acaso tienes una lámpara mágica? – dije entre risas.
- ¡No, no! Bueno… es algo difícil de explicar, pero mi amiga me dijo que lo hiciera por ella.
- Entonces… ¡deseo que tú uses ese deseo para TI!
- ¡Claro! Espera… ¿qué? ¡NO! ¡Tiene que ser un deseo para ti!
Y justo en ese momento nos hicimos grandes amigos. Siempre nos divertíamos mucho juntos y me pasaba de todo con ella; risas, lloriqueos, estupideces, consuelos y un montón de cosas más. Y en un pestañeo, me di cuenta que nos habíamos convertido en pareja.
Daniela siempre me insistía en que le dijera mi deseo y hasta me sacaba de quicio para que le dijera, tenía una impaciencia muy extraña, así que un día, en nuestra primera cita, decidí decirle mi deseo.
-Entonces… ¿Cuál es tu deseo?- me pregunto tranquilamente.
-“Por favor ámame, ámame por siempre y para siempre”… ese es mi deseo- le dije después de darle un beso en la mejilla.
- Realmente me amas? y empezó a llorar.
- Perdón, ¿lo dije muy repentinamente? ¡Perdón! Iré por algo de beber, ¿vale?

Cuando regrese, solo encontré una nota que decía “Estuve contigo muy poco tiempo, pero ese tiempo fue hermoso. Te amo, Daniela”.
El despertador sonó. Mi gato gris se había escapado al parque una vez más.

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