viernes, 10 de octubre de 2008

TODO ES RELATIVO

Segundo Oreja es el prototipo de inventor que todos tenemos en la cabeza. De una edad indefinida entre los treinta y los cincuenta años, miope, despistado, hiperactivo y que, por supuesto, habla o murmura solo por los rincones. Si miramos por la ventana polvorienta del entresuelo donde ha instalado su estudio podremos comprobar que pasa allí la mayor parte del día y buena parte de las noches. Comprobaremos, así, que no tiene un horario concreto para el sueño, ni para la comida. Digamos que a todo eso le dedica intervalos de tiempo, siempre breves, cada vez que le apremia el hambre o su miopía y su cansancio consiguen hacer mella en su interés por el estudio.Si le preguntamos a sus vecinos podremos escuchar opiniones de todo tipo, desde “es un tipo simpático, un poco despistado” a “está loco, no nos ve, ni saluda, y habla solo”. Pero a Segundo todo eso le da igual. De hecho los vecinos, pese a tratarle poco, han comprobado como el humor de nuestro protagonista ha cambiado de tercio. “Hace un tiempo siempre estaba malhumorado, trabajaba mucho menos y le veíamos más por la calle. Ahora se le ve más feliz, aunque también preocupado, y, llegues a la hora que llegues, siempre hay luz en su ventana”.Y eso quizá sea porque Segundo tiene un proyecto entre manos.
Un proyecto concreto, quizá el invento de su vida, cuya idea, cómo no, apareció entre sueños o duermevela.

No hay comentarios: